¿Qué ideas influyen hoy en el bienestar de las personas?
A principios del siglo XX Max Weber puso de manifiesto las relaciones entre la
ética protestante y el desarrollo del capitalismo. En múltiples ejemplos resaltó
que los valores del calvinismo, más sobrios que los del catolicismo, estaban
relacionados con objetivos racionales de logro económico, así como con un
estilo de vida más centrado en el trabajo, el ahorro, el sacrificio y en la
consecución de esos resultados deseados. En este contexto, el hedonismo o
búsqueda del placer no era un objetivo prioritario.
Dentro de un colectivo cada vez más amplio de nuestra sociedad puede que
una de las ideas que más esté influyendo en los últimos tiempos sobre nuestro
modo de realizarnos, de sentir, pensar, relacionarnos, comportarnos, amar,
estrechar lazos, etc., sea la idea de que es posible y deseable alcanzar el
bienestar emocional positivo permanente sin experimentar emociones
negativas. Esta creencia parte de un supuesto: que debemos sentirnos
plenamente satisfechos, en cada momento, con todo lo que hagamos y
experimentemos, como requisito indispensable para sentirnos bien.
Pero además, unido a lo anterior, se suele creer que es posible llegar a
materializar dicha creencia a través de un proceso de realización o crecimiento
personal que debe abarcar todos los ámbitos más importantes de nuestra vida,
pues de lo contrario no nos sentiríamos realizados en algún aspecto, no
seríamos plenamente felices y entonces nuestro bienestar quedaría
incompleto. De forma paralela a esta idea aparece también la del éxito social,
uno de los prejuicios más poderosos de nuestra sociedad, pues hoy en día la
ausencia de éxito está asociada a menor reconocimiento y apoyo social.
Esta ideología social y cultural que podríamos definir como “el espíritu de la
época”, puesto que está bastante extendida, nos advierte con frecuencia de la
necesidad vital de perseguir nuestros sueños, amar lo que hacemos, o vivir
como pensamos, si queremos alcanzar la plenitud total y liberarnos de una
existencia gris y anodina.
Por ejemplo, en el terrero profesional cada vez nos resultan más familiares
conceptos como superación, motivación, liderazgo, empoderamiento,
emprendimiento, logro, etc. Este movimiento surge con el propósito de ayudar
a las personas a alcanzar su crecimiento personal aprendiendo a motivarse y
con ello rendir más, experimentar menos estrés, desarrollar su talento, disfrutar
de un clima laboral más positivo, alcanzar el éxito, etc.
En el ámbito más íntimo y personal, las relaciones de pareja estables y
duraderas están despareciendo para dar paso a nuevas relaciones temporales
basadas en la experiencia de un amor apasionado como única vía posible para
mantener una relación, pues existe un prejuicio social muy potente que funde
pareja y pasión, conduce al tengo que sentir y, por lo tanto, estar enamorado
de forma permanente se considera una condición “sine qua non” para estar
bien en pareja.
Otro prejuicio paralelo a todas estas creencias es la idea del no conformarse.
Este prejuicio de no conformarnos con nada, seguramente ha surgido como
consecuencia de la gran cantidad de opciones de las que disponemos para
satisfacer todas nuestras necesidades y deseos. Esta disponibilidad de
recursos es tan amplia que podemos establecer nuestro criterio personal
prácticamente en todo. Desde el tipo de agua que bebemos, la ropa que más
nos favorece, el lugar para vivir que mejor nos define, o el tipo de vehículo que
más nos identifica, etc.
Pensemos por ejemplo, en la variedad de recursos a los que podemos acceder
rápida y cómodamente simplemente al alojarnos en un hotel. Muchos de estos
establecimientos nos ofrecen desde cartas de almohadas (blandas, firmes,
plumón, viscoelásticas, latex, etc.) hasta opciones para ducharnos (estimulante,
ascendente, calmante, lluvia, etc.) o cómo deseamos iluminar nuestra
habitación (ambiental, íntima, de lectura, relajante, etc.). En los restaurantes
cada vez es más frecuente que nos pregunten qué tipo de pan vamos a comer,
qué bebidas tomaremos a lo largo de la comida, en el aperitivo, con los
entrantes, con la carne, con el pescado o a los postres, con qué guarnición
tomaremos la carne o cómo nos deben servir los platos. Al elegir nuestro
teléfono móvil podemos seleccionar tantas opciones sobre funcionalidades
multimedia, de imagen, vídeo, sonido, Internet, etc., o tantas aplicaciones que
podemos descargar, o tantas redes sociales en las que podemos participar,
que es imposible conocer y disfrutar de todo.